Introduccion: Manhattan, la Gran Manzana, el fruto del Edén en el árbol del bien y del mal. Una extraña antesala de ilusiones y tierra de oportunidades. Un lugar que continua emanando el aura de gran mercado donde todo tiene un precio y en el que aún es posible, para cualquiera con un golpe de suerte, convertirse en una nueva estrella del cielo de Wall Street, o si las cosas van mal, en un desgraciado en el centro de una extraña "hoguera de vanidades".
Adorar sus manías, su excentricidad y su sentido del espectáculo, compensa las visiones de los callejones sucios habitados por "reyes pescadores". Los grandes rascacielos que sin tacañería ocupan el cielo, observan impávidos los variados pueblos que la componen: chinos, italianos, griegos, irlandeses, rusos, mexicanos, españoles, o indios. Pero la Manzana extiende su mito por todos los rincones de la tierra y si en sus entrañas no habitase un ciudadano de algún país extraño, ella extenderá sus brazos llamando a quien no esté en la mesa de este banquete. Y de su llamada, nadie está a salvo.
Todas las expresiones y emociones que la vida es capaz de generar se encuentran en Nueva York. Se plasman en los taxistas, en los negros del Bronx o los hispanos de Harlem, en los risas triunfales de los desfasados "yuppies", en los sueños de los trabajadores de Queens o en el deseo de los turistas europeos en busca de gangas. Sin moral y sin reparos de índole ética, en la Gran Manzana todos y todo convive extrañamente. Alguien escribió que si Freud estuviera vivo no se ocuparía del sexo, sino de la líbido de Manhattan, del mito, del sueño, del espectáculo de esta isla.
Nueva York envuelve el bien y el mal, creando un asfalto con identidad propia, un gran teatro del mundo donde sólo su leyenda sobrevivirá. Nadie puede escapar a la tentación de morder la manzana, alguna vez.
Historia: Descubrimiento y compra de tierras
El navegante italiano Verrezano fue el primer europeo en descubrir las tierras, donde hoy se erige Nueva York, en el año 1524. Pasaría un siglo sin que se enviaran colonizadores. Son los holandeses, dirigidos por el inglés Henry Hudson y en nombre de la Compañía Holandesa de las Indias Orientales, quienes fundan en 1625 una pequeña ciudad llamada Nueva Amsterdam. Y no lo hacen por medio de una encarnizada guerra con los nativos (los manhattans), sino que desembolsan 60 florines (unos 24 dólares), comprando a los indios una extensión de tierra que corresponde a lo que es hoy el Bajo Manhattan.
Durante 40 años la ciudad, administrada por Peter Stuyvesant y Peter Minuit, era lo más parecido a un pueblo de Holanda, a pesar de que muchos de sus habitantes procedían de diversos puntos de Europa (los holandeses en su mayoría protestantes, huían de la persecución de la Inquisición). Sin embargo, la vida era difícil y no les era posible prosperar económicamente, debido a la fuerte competencia de las colonias británicas y a la hegemonía que ejercían Boston y Filadelfia en la costa Este.
De la colonia a la Independencia
Más tarde, los británicos, dueños de todas las colonias de las inmediaciones, se mostraban amenazadores y tomarían Manhattan el día 8 de septiembre de 1664 bajo las órdenes del Duque de York. El nombre de la ciudad se cambió en su honor (New York) y se estableció el inglés como idioma oficial. Los holandeses contraatacan, recuperando la ciudad en 1673, y rebautizándola con el nombre de "Nueva Orange". Sin embargo, al año siguiente, por el tratado de Westminster, Manhattan y Nueva Holanda, pasaron a ser definitivamente inglesas.
Entre 1776 y 1781, Nueva York fue testigo directo de los enfrentamientos entre los ejércitos británico y americano, librando cruentas batallas durante la Guerra de la Independencia. La ciudad desempeñó un papel clave en este conflicto, no sólo por ser la primera capital del país,en el año 1789, sino porque, en ella se llevó a cabo la ceremonia de posesión del primer presidente de los Estados Unidos, George Washington.
Siglos XVIII y XIX
En 1790, Nueva York dejó de ser la capital estadounidense, aunque mantuvo su primacía por su actividad portuaria y por su importancia en el comercio nacional e internacional de la floreciente nación. El crecimiento económico de la ciudad se produjo a comienzos del siglo XIX, gracias a las innovaciones producidas en la industria del transporte. Los primeros frutos de la Revolución Industrial fueron el incremento de la natalidad y el descenso de la mortalidad infantil. Sin embargo, la población obrera, que se concentraba en torno a la industria, padecía serios problemas de higiene y hacinamiento, lo que originó una serie de conflictos sociales y laborales que provocaron una corriente migratoria hacia Greenwich Village.
A principios del siglo XIX, Nueva York contaba con cerca de 100:000 habitantes que se concentraban en un extremo de Manhattan. La ciudad crecía de forma desordenada, sin seguir ningún plan urbanístico. Es entonces cuando una comisión presenta un plan de desarrollo que propone la urbanización de la ciudad de acuerdo a un trazado de calles rectas, cruzadas por otras, perpendicularmente.
En 1825 se construyó el canal de Erie, que abría la ruta de los Grandes Lagos, haciendo de Nueva York el primer puerto de Estados Unidos y la sede de la mayoría de la industria del país (más del 50 % de las exportaciones y el 70 % de las importaciones pasaba por Nueva York).
En los años de La Guerra Civil americana se detuvo temporalmente el crecimiento de la ciudad. Los neoyorquinos se inclinaron por los federales, contribuyendo con fuertes sumas de dinero, condicionadas a la cesión de derechos para la ciudad como puerto libre. Este es el inicio de las grandes fortunas y el desarrollo de la Quinta Avenida, así como el nacimiento de las grandes edificaciones para bancos y oficinas de Wall Street.
En 1898 comienza la incorporación de los cuatro distritos que componen actualmente la ciudad. Nueva York desde entonces se ha convertido en un importante centro de desarrollo, basta recordar que aquí se construyó el primer ascensor del mundo, el primer edificio de apartamentos, la primera línea del metro y el primer túnel de dimensiones considerables. En la actualidad, es el corazón de los movimientos financieros, un símbolo de pujanza. Es considerada la ciudad más importante de los Estados Unidos, con una población cercana a los 7 millones de habitantes.
Año Nuevo
Como en la mayoría de los países occidentales, el Año Nuevo se recibe con todo el entusiasmo. Es Time Square para los neoyorquinos, lo que es la Puerta del Sol para los madrileños o el Zócalo para los mexicanos: punto de encuentro y de fiesta.
Natalicio de Martín Luther King
A mediados de enero se conmemora el Natalicio de Martín Luther King, el reverendo que encabezó la lucha por los derechos civiles de los negros.
Año Nuevo Chino
Las calles de Chinatwon se convierten en un gran alboroto, fuegos artificiales y tracas, acompañan en los desfiles a los populares dragones.
President's Day
En febrero destaca el President's Day (Día del Presidente), que se conmemora entre el día 12 y el 22, en homenaje al natalicio de Abraham Lincoln y George Washington, respectivamente
Día de San Patricio
El 17 de marzo se celebra el Día de San Patricio (Patrón de Irlanda) con un interesante espectáculo en la Quinta Avenida.
Día de la Independencia de Grecia
El día 25 de marzo se conmemora la independencia griega y la Quinta Avenida recibe el desfile entre soulakis y música.
Desfile de Pascua Florida
Lo más destacado es el Desfile de Pascua Florida, que parte de la Catedral de San Patricio y discurre por la Quinta Avenida. Es una buena ocasión para ver lo mejor y lo peor de la moda estadounidense.
Memorial Day
El Memorial Day (Día de los Caídos), es una festividad de cierta importancia en el mes de mayo.
Festivales de Jazz
A principios de junio se inicia la temporada más musical y alegre que vive Nueva York, el mes del jazz. El Newport Jazz Festival, una serie de conciertos en las calles y en algunos teatros y el Music for a City Evening, con numerosos cantantes por la zona del Rockefeller Center. Para música clásica, el Central Park, donde la Metropolitan Opera Company, en medio de un picnic, ejecuta las obras de los grandes clásicos.
Día de San Antonio de Padua
Los italianos de Sullivan Street y de Greenwich Village,
Es recomendable viajar con un seguro médico, ya que la asistencia sanitaria suele ser costosa. Existen numerosas farmacias por todo Nueva York abiertas de 9:00 a 18:00 h. Kaufman Pharmacy en Lexington Avenue, a la altura de la calle 50 permanece abierta las 24 horas del día.
Transportes: Para moverse con facilidad en Nueva York, lo importante es saber dónde se encuentra el este y el oeste, el sur y el norte. Con este sencillo conocimiento se puede recorrer todo Manhattan sin perderse. Las calles (Streets) van de este a oeste, numeradas consecutivamente, y las avenidas (Avenue) de norte a sur, numeradas o bien con nombres. Generalmente, entre ellas, se cruzan en un ángulo recto. Este no es aplicable en la parte baja de Manhattan (Lower), que se remonta al inicio de la historia de la ciudad y donde el trazado es más bien irregular.
Caminar posee muchos alicientes y es aconsejable, además, es uno de los medios más rápidos, sobre todo en las horas puntas. Pero si en un momento la fatiga aprieta o bien, tiene que desplazarse a un sitio más alejado, puede utilizar alguno de los servicios públicos de transporte.
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